Dirigida por Joachim Ronning; con Jared Leto, Jeff Bridges, Gillian Anderson, Evan Peters y Greta Lee. 119 mins. (Disney)
Por Julio Cortés
La tercera película en la saga de Tron tardó casi 12 años en llegar a los cines, y los problemas para que el proyecto fuera autorizado bien podría narrarse en un documental. Lo importante es que el filme finalmente se estrenó, dirigido por el noruego Joaquin Ronning y producido por Jared Leto, fan de la película original (de 1982) y quien lógicamente, al tener ese cargo, exigiría el papel principal.
La cinta cuenta la historia de un sofisticado programa de control maestro llamado Ares (Leto), que es enviado al mundo real desde el digital, en un proyecto planeado por Julian Dillinger (Evan Peters). Él presenta a Ares ante ejecutivos, ocultándoles que el programa sólo puede salir de la red durante 29 minutos. Mientras tanto, Eve Kim (Greta Lee), ejecutiva de la compañía ENCOM, estudia el sistema que trabajó Kevin Flynn (Jeff Bridges) hace cuatro décadas, descubriendo que el "código de permanencia" puede durar horas, lo cual podría utilizarse con fines benéficos y no perjudiciales, como los de su rival Dillinger.
Lo más impresionante en las películas de Tron es el diseño de producción; desgraciadamente en esta nueva aventura es poco el tiempo en el que se aprecia el "interior" de una computadora o del mundo virtual ("la red"). Aunque los personajes principales están muy bien delineados (y el guión adecuadamente se adapta a tendencias tecnológicas, con la fiebre por la Inteligencia Artificial), todo se centra en Ares, un programa que, a manera de un extraterrestre en la ciudad (la película está filmada en Vancouver), siente curiosidad por conocer el mundo y poco a poco intuye que hay algo siniestro en su creador. Ares (con la imagen que tiene Leto desde hace casi una década, con el cabello largo y barba) bien podría haber hecho equipo con el niño David de la cinta A.I. (cuyo título resultó algo profético).
Es notable el desempeño del departamento de diversidad, al haber en la película un elenco multiracial, pero hay algunos personajes no muy necesarios, especialmente Ajay (Hasan Minhaj) y Erin (Sarah Desjardins), expertos en tecnología y en presentar la nueva versión del videojuego Space Paranoids, creado desde hace más de 40 años por Kevin Flynn, a quien se le rinde culto como si fuera una especie de Stan Lee. Más interesante es el personaje de Gillian Anderson como la madre del villano Dillinger y por supuesto la aparición (breve, pero efectiva) de Jeff Bridges como Flynn, quien le ayuda a Ares a regresar al mundo real y con quien conversa acerca de la peligrosa obsesión con la tecnología, incluyendo lo que causa la música de Mozart y Depeche Mode. El guión de Jesse Wigutow suena algo forzado en cuestiones ténicas, pero efectivo para transmitir esa idea de lo orgánico sobre lo artificial.
En su recta final Tron Ares más bien se asemeja a películas como Independence Day o cualquiera de Marvel (eso sí, superando por mucho a la última de The Fantastic Four), pero su categoría como un filme de producción sofisticada y su homenaje nostálgico a los 80s son innegables. Si a eso le sumamos un potente soundtrack que marca el regreso del grupo Nine Inch Nails (cuyos integrantes aparecen fugazmente en la cinta) tenemos un trabajo brillante y recomendable, aunque no tan impactante y trascendente como sus dos predecesores. En ese sentido, el esfuerzo de Leto por revalorar una de las sagas más atractivas de los estudios Disney valió la pena.
👌👌👌
(Fotografías: Cortesía Walt Disney Pictures)
























