Dirigida por Scott Cooper; con Jeremy Allen White, Jeremy Strong, Paul Walter Hauser y Odessa Young. 119 mins. (20th. Century Studios/Disney)
Por Julio Cortés
La fiebre por las películas biográficas comenzó en Estados Unidos hace ya siete años, con Bohemian Rhapsody. Pero hoy en día la promoción inicia prácticamente desde que se lleva a cabo el rodaje, con la posterior publicación de fotos en las que se aprecia cómo luce el proyecto. Si a esto se le suma alguna en la que el músico analizado aparezca (con su aprobación implícita), el primer paso para provocar el interés del público ya está dado. Pero la palabra final se da tras el estreno; es el momento de la verdad, y tras mucho preámbulo ya se ha dado a conocer Música de Ninguna Parte (Deliver Me From Nowhere), el esperado filme sobre Bruce Springsteen dirigido por Scott Cooper, responsable de cintas memorables, como Crazy Heart, Black Mass y Hostiles.
La película se centra en un período específico de la vida de Bruce Springsteen, tras la gira promocional del álbum doble The River de 1980. Fue entonces cuando el artista originario de New Jersey grabó Nebraska, un álbum atípico dentro de su discografía. Fuera del plan original -en el que Springsteen presentaría las canciones acompañado de su banda E Street- él decidió que Nebraska incluyera los demos originales, totalmente acústicos. El resultado fue una producción que sorprendió tanto a sus fans como a la crítica, muy alejada de las expectativas que tenía la disquera CBS.
"No se parece en nada" fue lo que escuche decir a una persona durante la proyección de Música de Ninguna Parte, refiriéndose al tipo físico del actor Jeremy Allen White (estrella de la popular serie de televisión The Bear) con el de Bruce Springsteen. Esa chica tenía razón, porque la elección de Allen White para interpretar al cantante apodado The Boss es uno de los tres defectos principales de la película. A pesar de ello, su trabajo es competente y no sería raro que resultara nominado al premio Oscar, pero más lo merecería Jeremy Scott (el actual fan del method acting), con el papel de Jon Landau, manager del artista y cuyas decisiones siempre han sido las adecuadas para anotarse éxitos en ventas con discos de contenido diverso, pero siempre brillante.
Los otros puntos negativos de la cinta son el no incluir en su totalidad el sonido original de las grabaciones del cantante, con el actor imitándolo (una tendencia que comenzó con Walk The Line, la película sobre Johnny Cash protagonizada por Joaquin Phoenix) y la invención de un personaje ficticio llamado Faye (Odessa Young), que no representa ni a la primera ni a la segunda esposa de Bruce, sino a la pareja que tuvo a principios de los 80s (la actriz Joycer Hyser, muy distinta físicamente a australiana Young). Y siendo honestos, la concepción, grabación, marketing y recepción del álbum Nebraska no fueron tan dramáticas, algo que Cooper exagera en el filme, dándole un panorama sombrío, con muchas escenas en la noche y una supuesta desesperación de Springsteen con la cual llega a pensar en el suicidio. Si bien él mismo expresó en su autobiografía los buenos resultados que le ha dado el tomar terapia, llevar ese tema a puntos extremos se orienta sólo a provocar interés y empatía en la vida de un artista que tuvo una infancia algo dura, pero con el rock como fuente de escape (las escenas en blanco y negro destacan por el trabajo del actor inglés Stephen Graham en el papel del padre de Bruce).
Lo acertado en la película es tanto la recreación de la época como el mostrar un lanzamiento muy sobrio para un disco de rock. Springsteen escribió varias de las canciones inspirado en los asesinatos cometidos por Charlie Starkweather, y aunque aparece que el cantante alquila una casa y ahí ve en la televisión la película Badlands (en la que se relatan los crímenes), lo cierto es que habló por teléfono durante varias horas con la periodista Ninette Beaver, autora del libro Caril, sobre la vida de Starkweather. Hay unas buenas secuencias en las que aparecen sesiones de grabación en Nueva York, con Bruce y la E Street Band interpretando la canción Born In The U.S.A. (que originalmente sería el tema de un filme con ese título, y que finalmente el director Paul Schrader llamó Light Of Day en 1987), y cómo Dennis King logró el masterizado perfecto para que el disco tuviera ese sonido rústico y fiel a los demos.
Aún así, las personas que esperaban ver una película sobre toda la vida de Bruce Springsteen quedarán desilusionadas, porque aquí sólo se muestra lo que sucedió a lo largo de un año; el título más adecuado hubiera sido Nebraska o bien The Making Of Nebraska. En el fondo, ese fue un álbum de transición, que dio pie a Born In The U.S.A., lanzado en 1984 y que es la verdadera obra maestra del cantante. Música De Ninguna Parte es una buena película, como lo es Let It Be de The Beatles, pero ese grupo contará próximamente con cuatro filmes que le harán honor a la vida de cada uno de sus integrantes, algo que The Boss sigue sin tener, ya sea en el género documental o en el dramático.
👍👍
(Fotografías: Cortesía 20th. Century Studios)


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