Desde que Robin Thicke irrumpió en la escena musical hace ya varios años (no me dejarán mentir), provocó excelentes críticas por su baladas de R&B y una marcada influencia de Marvin Gaye. Lo que nunca pensé es que en 2013 el cantante estadounidense lograría sus mayores éxitos al cambiar radicalmente su estilo hacia un festivo hip hop-soul que enloqueció a chicos y grandes por sus insinuaciones sexuales en las letras. No es que Thicke se haya vendido al sistema con su falsete; más bien lo veo como una estrategia de su manager, la cual funcionó. El segundo single de su álbum Blurred Lines fue Give It 2 U, en el que se hizo acompañar del genial Kendrick Lamar. No me desagradó, pero fue mejor su trabajo con Leighton Meester (búsquenlo en este blog) y ojalá regrese a su propuesta musical original.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Tienes un comentario a algún post? Compártelo aquí