Dirigida por Dan Trachtenberg; con Elle Fanning, Dimitrius Schuster-Koloamatangi y Reuben de Jong. 107 mins. (20th. Century Studios)
Por Julio Cortés
Hace 30 años nadie hubiera imaginado que después de dos películas el personaje del Depredador tuviera potencial para un puñado de filmes que han tenido éxito variable en las taquillas. La combinación de violencia y ciencia ficción a-lo-Alien comenzó en 1987, en esa cinta protagonizada por Arnold Schwarzenegger cuyo plan de marketing era nunca presentar al monstruo, hasta que los espectadores quedaran impactados con su fealdad al verlo en la sala de cine. Ahora llega Depredador: Tierras Salvajes (Predator: Badlands), uno de los grandes estrenos del otoño que nadie pedía -y, por ende, nadie esperaba-, pero que podría dar paso a una nueva saga.
La película nos muestra a Dek (Dimitrius Schuster-Koloamatangi), un joven Depredador exiliado, quien forma una rara alianza con Thia (Elle Fanning), una androide construida por la corporación Weyland-Yutani. Ambos se embarcan en un peligroso viaje por el planeta Genna para enfrentarse a una criatura llamada Kalisk, lo que pone a prueba la confianza entre ellos, pero lo que ignoran es que Tessa (también Fanning), otro androide que es considerado la hermana de Thia, se dirige a Genna para atrapar al Kalisk y a todo aquél que sea un obstáculo en su misión.
Dan Trachtenberg es el responsable de este filme, y tiene experiencia en el tema, tras dirigir en 2022 Prey, una película de buena manufactura que mostraba el enfrentamiento de una mujer primitiva contra el alienígena. El Depredador de Tierras Salvajes (adecuadamente interpretado por el neozelandés Koloamatangi) ve morir a su hermano a manos de su padre, y desde ahí se logra que el público sienta empatía con el personaje, que resalta su lado emotivo. Su interacción con la androide al principio es agresiva, pero con el tiempo se forma un vínculo entre ellos.
El guión de Patrick Aison logra un comparativo muy interesante, al exponer tanto la relación de Dek con sus familiares como la de Genna -una "hermana" alegre y compasiva- con Thia -fría y celosa en su misión de capturar a cuantas criaturas se encuentre-. Es difícil ver a la siempre joven Fanning en este tipo de filmes, y aquí aparece en un doble papel, dando muestra una vez más de su talento (el peinado de Thia es muy parecido al que Elle lució en la película Babel). La atmósfera apocalíptica está llena de tensión, como esos episodios de la serie The Mandalorian en los que los villanos son realmente peligrosos y no tienen piedad por nadie.
Varias escenas cuentan con espectaculares efectos especiales, y en el clímax de la historia hay peleas dignas de un personaje de este tipo (después de todo, uno de esa especie se enfrentó contra el Xenomorfo de Alien en la película de 2007). Una criatura llamada Bud me resultó un tanto innecesaria y desagradable, pero eso se puede perdonar en un filme que se centra en su género, y en el que el director tiene muy bien planteada la cantidad -e intensidad- de acción y drama que va a presentar. Depredador: Tierras Salvajes provoca que uno se interese en los conflictos de sus personajes principales, y eso es un plus que siempre se agradece.
👍👍👌
Fotografías: Cortesía 20th Century Studios


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