El lanzamiento de Camila Cabello tras su abrupta salida del grupo Fifth Harmony hace más de dos años tuvo sus altas y bajas: primero su sonido era de estilo pop, y posteriormente, al vapor, se le dio un toque latino para conseguir más ventas y convertirla en una especie de fusión de Gloria Estefan y Shakira para las nuevas generaciones. Los resultados fueron exitosos, pero como muchas otras cantantes juveniles, ella se tomó todo demasiado en serio para el lanzamiento de los sencillos promocionales de su esperado segundo álbum (que saldrá a la venta en 2020), con un aparente perfil pretencioso reflejado al máximo en Shameless, un track desagradable en el que la voz de Camila sonó atroz, y cuyo video promocional dejó ver sus momentos de -aparente- profundidad (se nota que la cantante literalmente se traumó con la película Suspiria, un truco ya muy viejo). Inventada o no, su historia de amor en los tabloides con el cantante Shawn Mendes este año fue mucho más entretenida y agradable que cualquiera de los cuatro interminables minutos de Shameless.
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