La discografía del grupo Bee Gees tiene muchos álbumes verdaderamente extraordinarios; a mí en lo particular escuchar a la distancia el falsete en sus trabajos de la era disco no me agrada, aunque a mucha gente le provoca buenos recuerdos. Ellos son mucho más que eso, y tras su regreso triunfal en 1987 con el álbum ESP lanzaron dos años después One, un disco de arreglos impecables pero con muchas melodías algo tristes, por la entonces reciente muerte de su hermano Andy. Afortunadamente ya no había falsete y sí una joya, el sencillo que daba título al álbum y que ocupó ese otoño el Top 10 en las listas pop y de baile. Para entonces el disco ya había sido sustituido por el tecno, el hip hop y el acid house. Tan sólo por eso, la calidad es de admirarse. Gran track.
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