Este soundtrack de la más
reciente cinta del director Lucas Guadanigno muestra a Thom Yorke (cantante de
la banda Radiohead) como un compositor versátil pero que no puede abandonar el
estilo de su grupo. Compuesto previamente al rodaje del filme, Suspiria es
música incidental que por muchos momentos se adapta adecuadamente a las escenas
de horror de la película, provocando en el espectador cierta ansiedad. No deja de haber tracks
que más bien parecen los lados B más aventureros de la etapa experimental de
Radiohead, pero en ese sentido Yorke es tan competente como lo fue Keith
Emerson en el soundtrack de Inferno, una película de Dario Argento (a la vez
realizador de la primera versión de Suspiria). Suspirium finale es un track de
singular belleza que antecede a uno de larga duración (A choir of one),
convirtiéndose todo en una cacofonía acorde a la temática. El trabajo de Thom
Yorke es notoriamente inferior al de su compañero de banda Jonny Greenwood
-más hábil en ese campo gracias a su experiencia en los filmes de Paul Thomas
Anderson-, pero Suspiria fue relevante por su carácter anárquico bastante
particular.
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