La canción que convirtió en estrellas a los DJs The Chainsmokers fue una oda a la superficialidad, eso sí, con mucho ritmo y ambiente fiestero. Como en todo tema de música electrónica, importan los breaks instrumentales que provocan el trance en la pista, pero las estrofas de dos fresas gringas son, simplemente, tanto ridículas como cómicas. Selfie, como era de esperarse, fue un Top 20 y un número uno en las listas de baile, pero no está muy alejado del furor que el acid house en el clásico (ahora olvidado) James Brown Is Dead logró hace unos 23 años. A ver a cuántos personajes conocidos logran captar en el video.
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