Este año marcó otro
gran regreso de Bruce Springsteen, con varios álbumes, aunque todos dirigidos a
sus fans cautivos, pues su contenido no fue espectacular o impactante. En
2018 el cantante tuvo una residencia en Broadway que originalmente sería corta
y terminó extendiéndose por varios meses, con un espectáculo un tanto intimista
en el que hacía largas introducciones a sus temas (en nuestra opinión, una
calca de los Storytellers de VH1), ordenándolos de tal forma que el concierto
terminaba siendo un relato cronológico de su vida. Springsteen on Broadway es
el audio completo de un concierto en el Walter Kerr Theatre, que fue estrenado
(con imágenes) en Netflix generando excelentes críticas. Con el audio aislado, la experiencia es distinta (y no tan
emocionante): Springsteen añade los toques folk a temas como Growin up, My
hometown y Thunder road (verdaderos clásicos de su obra), pero los arreglos a
canciones emblemáticas como Born in the U.S.A., Brilliant Disguise, Born to run, The
rising y Dancing in the dark son demasiado minimalistas y suenan forzados junto
a las versiones originales. Lo realmente disfrutable es el relato que
Springsteen hace de su vida, con experiencias tanto dramáticas como divertidas
(a final de cuentas eso no es la música, y el efecto es casi el mismo que se logra al
leer esas experiencias en su biografía Born to run). La idea de Springsteen on Broadway es buena, pero daba
para mucho más, haciéndola realidad por medio de conciertos llenos de energía
en los que el cantante se acompañara de la E
Street Band; en su lugar quedó un álbum de dos horas y media
que es un trabajo digno para los fans que no quieren desacompletar su
colección del artista, pero que palidece en comparación con su insuperable obra en vivo
Bruce Springsteen live 1975-85, editada en 1986 y que permanece como una de las
grabaciones en concierto más indispensables en la colección de todo aquel que
ame el rock.
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