Una larga escena de sexo lésbico no es precisamente el trampolín ideal para convertir en estrella a una joven actriz, pero en el caso de la francesa Adele Exarchopoulos, de 19 años, varios elementos se conjugan: el haber ganado el premio como Mejor Actriz en el Festival de Cine de Cannes por su estelar (junto con Lea Seydoux) en la película Blue Is the Warmest Colour (me agrada más el título en inglés que el original francés); la dirección de ese filme, por Abdellatif Kechiche; los comentarios favorables de Steven Spielberg (quien presidió el jurado en Cannes), y la personalidad atractiva de Exarchopoulos, que recuerda el arrastre de Eva Green, Katie Jarvis o Emilie Dequenne. Lo cierto es que ningún espectador puede salir del cine sin sentir algo de compasión por el personaje de Adele en ese drama (que dura tres horas). Otras actrices han nominado al premio de la Academia por roles parecidos, pero si esta no lo logra, la película en la que participa (que no es la primera en su carrera) casi tiene asegurado competir por el Oscar de Mejor Cinta Extranjera.
