Luego de un CD fallido con experimentos electrónicos, el grupo inglés Keane regresó a su soft-pop muy personal este 2012, con el álbum Strangeland. Aunque con un éxito moderado, el disco logró su objetivo: reafirmar a la banda en su fórmula ahora inimitable, complacer a sus fans y convertir a los integrantes en veteranos (ya casi con una década de carrera), una dura prueba que grupos como Travis no lograron superar. Aunque no estoy muy convencido de que hayan agregado a Jesse Quin como cuarto miembro del grupo, sencillos como Silenced By The Night (una balada grandiosa) cuentan con el sonido que Keane logró en su segundo álbum, pero ahora con un efecto mucho más emotivo.
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